Sabes que lo que pasa no es real. Ya te da igual. Lo que pase. Lo que no. Sabes que para volver a tener el control hay que ser más listo que el mundo. Si el mundo te rompe los esquemas, destrozatelos tú y al menos pasarás un buen rato mientras tanto.
Miras al crepúsculo. Te relaja. Sabes que hay un sitio desde el cual el crepúsculo es mágico. El parque del planetario.
No sabes nada ahora mismo. Desechar lo que recuerdas se vuelve tu mejor baza. Y todo lo que es el pasado está en la habitación. Decides abandonarla. Ya no recuerdas porqué te metiste en ella al principio.
Piensas en cambiar de ropa. De aires. De punto de vista. Con una camiseta blanca y vaqueros en vez de uniforme. Sin siquiera llevar las llaves encima. Sólo con una ligera idea en la cabeza, y una meta. Llegar al parque del planetario antes de que acabe el crepúsculo.
Ni que decir tiene que dejas el anillo junto con el uniforme. En el instante en el que abandonas lo que tenías hasta el momento, te sientes flotar. Ya no hay nada que te ate.
Abres la puerta de tu habitación. Después la de tu casa. Y vuelas.
1 comentario:
Ella es muy mona ¿? Aunque esta historia es rara de cojones tengo muchas ganas de saber que pasa al final... =)
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