martes, 23 de febrero de 2010

Reanálisis: Braid (II)

Capítulo 2:
Caes.
No, espera, te levantas de la cama. De vez en cuando tienes esa sensación, como un espasmo en la espalda, que te dice que estabas en peligro. O que el peligro está a punto de empezar.
Pero no te despiertas en ningún sitio extraño. Es tu cuarto, alumbrado por la luz crepuscular de la ventana. Tu cuarto, al fin y al cabo es una habitación alargada, con una gran ventana al final, que luce las cortinas con pétalos que siempre tuvo. En el cabecero de tu cama está la biblioteca, en la que sólo se aprecian tomos verdes. Y en frente de la cama tienes una pizarra blanca. Normalmente está llena de operaciones que se te ocurren de vez en cuando. Llevar la lógica a sus límites es algo que se te da bien, y esa pizarra siempre te ayudó a volar las fronteras de lo que se puede explicar.
Lo primero que no entiendes es esa luz crepuscular.
En vez de tu fiel reloj de pulsera, te encuentras con un anillo. Una alianza, más concretamente. Y como las alianzas suelen hacer, no te marca la hora. Te pones nervioso, es necesario que encuentres algo que te situe en el tiempo. En vez del reloj encuentras un cuadro.
Ese cuadro no es más que un dibujo que hiciste. No recuerdas haberlo enmarcado. Se podía estar orgulloso de él, pero decidiste ocultarte y sentirte avergonzado. Y ahora ya no tienes reloj de pared.
No querías salir de la habitación sin saber que hora es. Sin saber si es preciso darse una ducha antes de abandonar tu casa o si no tienes tiempo ni para eso. Pero a decir verdad, el instituto parecía cada vez más lejano. Al menos por el momento, tenías otros problemas.
Vuelves la mirada a tu cama. Está deshecha, acabas de despertarte. Y, como sueles hacer, decides hacerla para tranquilizarte. Desde pequeño te serenabas dejando las cosas en su sitio. Y era el momento adecuado para relajarse un poco. Pero la tensión vuelve al acabar de acomodar la almohada. Durante un instante, te abstraes en tu pensamientos.
¿Por qué una luz crepuscular, si tu dormitorio sólo tiene esa luz al anochecer? ¿Por qué tienes una alianza en el anular? ¿Quién enmarcó tu dibujo, que tan bien guardaste?
Cuando vuelves a tí mismo, estás acariciando el lomo de un libro verde. En ese momento una chispa pasa por tu mente. ¿Quién mejor para situarte en el tiempo y el espacio que tú mismo?

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